Tokio 2021: nuevas normas en comunicación

Hoy, viernes 23 de julio, comienzan los Juegos Olímpicos (JJ.OO.) más atípicos hasta la fecha. Unos JJ.OO. marcados por la Covid-19 que cambiarán las normas seguidas hasta ahora, también en el terreno de la comunicación.

A pesar de que el 70% de la población de Japón se oponía a la celebración de los JJ.OO., estos tendrán lugar del 23 de julio al 8 de agosto en el país asiático. 

Tras las reiteraciones del gobierno japonés de que los Juegos Olímpicos no iban a estar por delante ni de la salud ni de la seguridad del país, el Gobierno hizo hincapié en que la decisión de cancelar o no los Juegos estaba en manos del Comité Olímpico Internacional (COI). Finalmente, los JJ.OO. se celebrarán sin público presencial, con las consiguientes consecuencias que esto podría ocasionar en la motivación y el ánimo de los atletas

Como expuso el COI en su Playbook, el manual donde se detalla qué pueden hacer y qué no tanto los deportistas como periodistas que acudan al evento, los protagonistas no podrán salir del hotel ni de las instalaciones deportivas, evitando así posibles contagios. Los periodistas, por su parte, no podrán tener contacto directo con los deportistas ni realizar turismo por Japón durante su estancia. Además, periodistas y atletas deberán facilitar al COI una previsión en detalle de sus movimientos previstos durante los siguientes 14 días. 

Sin duda, lo que más alterará el funcionamiento normal con respecto a la prensa será que esta no se podrá encontrar con los atletas en ningún momento, a excepción de los pocos minutos en los que  estos pasen por la zona mixta. Allí la prensa deberá aprovechar para conseguir las únicas declaraciones de los deportistas. 

Estas restricciones han provocado una masiva fuga de medios para cubrir los JJ.OO. Según una noticia publicada por El Confidencial, prensa escrita y radio serían los medios que más bajas habrían causado

Quien sí estará será RTVE, que habría pagado 57 millones de euros por emitir los JJ.OO. de Tokio 2020. Una cifra que eleva el coste por hora un 37% más comparada con lo que la cadena pública pagó en 2016, a pesar de haber contratado este año 200 horas menos de retransmisión que en los juegos de Río de Janeiro, en los que adquirieron 600. 

Cabe resaltar que, según muestra la experiencia previa en otras competiciones sin público en vivo, la ausencia de este provoca un desenganche en general de la audiencia. Tal fue el caso de la Champions League de fútbol o de los play-off de la NBA el año pasado. Es decir, probablemente los datos de espectadores que sigan los JJ.OO. serán menores que años atrás. Por lo que la inversión realizada por RTVE podría no verse rentabilizada. 

Pero hay alternativas para conseguir que, a pesar de no contar con público presencial, la audiencia pueda estar conectada con el evento de una manera mucho más cercana que simplemente siguiéndolo por televisión. Las redes sociales nos ofrecen esa posibilidad. Cada uno de los más de 11 mil atletas que participan en estos Juegos cuenta con una comunidad de seguidores con los que puede conectar directamente a los que puede dirigirse y contar su experiencia directa durante la competición. Si esta alternativa se explotara, los datos de difusión podrían equipararse a los de años anteriores. Además podrían compensar las pérdidas de seguimiento en los medios tradicionales. 

Si el Comité Organizador hubiera planteado desde el principio alternativas en este sentido, podríamos estar ante las primeras olimpiadas plenamente digitales. Además, cabe recordar que Japón es un país puntero en materia de tecnología, por lo que podría sumarse sin problemas a una de las tendencias en comunicación de este 2021. Sin embargo, la falta de visión de una oportunidad puede ocasionar pérdidas imperdonables. Habrá que esperar al final de los Juegos para saber si esto ha sido así.