Desorientación en la era de la velocidad

La comunicación ha pisado el acelerador. Hablo de los flujos comunicativos, informativos, de actualidad que marcan la agenda mediática y generan opinión pública. Esa comunicación que influye en nuestras conversaciones, opiniones, preocupaciones y hasta en nuestra ideología y la manera de percibir la realidad. En la era de la inmediatez, nuestra comunicación se ha contagiado de hiperactividad.

Estamos (¿auto?)sometidos a un ritmo de vida frenético. La conexión total e inmediata obliga a centrarnos en lo urgente, que no siempre es lo más importante. Este estilo de vida llega a todos los ámbitos y afecta a nuestra rutina personal, interpersonal y social.

Controlar el tiempo y comprimirlo conlleva la disolución de marcos que aporten sentido a los temas, la noticia reducida al titular, la descontextualización absoluta; sin espacio para la escucha, sin espacio para la reflexión, el análisis o la duda.  Esta situación nos convierte en individuos desorientados, con dificultad para asimilar aquello que requiere reposo y entendimiento.

El máximo exponente de esta concepción es Twitter. Brevedad, inmediatez, tratamiento laxo de los temas. La realidad reducida a 140 caracteres (ahora 280), esa es nuestra particular ‘realidad virtual’.

¿Consecuencias? La era de la velocidad ha sido el germen de una pandemia a escala global que utiliza la desinformación para manipularnos como ciudadanos. Es el caldo de cultivo de las fake news (noticias falsas), de la irrupción del populismo y, como consecuencia, de la debilitación de nuestros sistemas democráticos. Lo dice Jaron Lanier, el que fue gurú de Silicon Valley ha publicado el libro ‘Diez razones para borrar tus redes sociales de inmediato’, una corriente a la que se han sumado varios ‘padres del 2.0’, quienes proponen un cambio de concepto en el uso de dispositivos y plataformas.

No cuento nada nuevo, es el tema estrella de las investigaciones sobre comunicación social en la actualidad. Lejos de describir una realidad pesimista, una sociedad que involuciona, surgen proyectos que abogan por pisar el freno. Esta semana se presentaba en Zaragoza el libro ‘Periodismo slow’, donde su autor José María Albalad exponía iniciativas periodísticas que han abogado por un periodismo amplio, profundo, riguroso, creativo y de calidad. Alejarnos de la sobreexposición y la dispersión permanentes  para penetrar y empaparnos de las historias con géneros amplios que permitan descubrir la profundidad de los temas. Porque la realidad es compleja y no puede simplificarse en un tweet.

Esta propuesta de repensar los tiempos no lleva implícito un alejamiento tecnológico. Las plataformas digitales son una herramienta, que necesariamente deben ser aprovechadas para garantizar el consumo de este periodismo lento.  Acercar al público estos contenidos y motivar su consumo pasa por la formación, uno de los objetivos que persiguen entidades como la FAPE (Federación de Asociaciones de Periodismo de España) al proponer la creación de una asignatura de periodismo en la ESO. Herramientas para afrontar el mundo complejo en la sociedad de la información, para separar el grano de la paja. Para convertirnos en una ciudadanía crítica, comprometida, competente y vigilante.

Artículo publicado en: http://www.extradigital.es/desorientacion-en-la-era-de-la-velocidad/

Agencia Comunicación Zaragoza