Lo siento, no vine aquí a hacer clickbaits

Bien que mal, aprendimos a priorizar la información, respondiendo siempre a las cinco uvedobles al principio del texto. Tuvimos en cuenta la pirámide invertida, cual guadaña que se cierne sobre nuestras crónicas. Nos hemos estrujado la cabeza para titular de manera veraz, para componer los leads al inicio del texto, para solventar un sumario atractivo en radio o televisión.

Aprendimos todo eso y nos esforzamos en aplicarlo, siempre con respeto al lector, al oyente, al espectador, a la persona usuaria del medio en el que escribimos, hablamos, resumimos el mundo de forma fiel a la realidad, por mucho que una línea editorial amalgame nuestra mirada.

Cánones que van quedando en el olvido

Nos adiestraron para ser correctos, en unos cánones técnicos que, me temo, van quedando poco a poco en el olvido, en el cajón de la vieja ortodoxia del oficio del periodismo.

Hemos corrido, hemos improvisado, hemos metido la pata, hemos sufrido viendo tragedias y hemos exprimido esta profesión del contar, sea en un medio o sea interpretando, barnizando o puliendo el relato que más le interese al cliente (empresa, institución, partido político…).

Hemos intentado ser honestos. Algo aburridos, algo previsibles, si quieren, pero honestos. Por eso, en este mundo digital, donde se embarullan las prioridades, las formas de ver el mundo, de leer y de mirar por la ventana de los medios, adelantado por todos los carriles de diestra y siniestra, diluido en un algoritmo, es momento de decir: lo siento, pero no vine aquí a hacer clickbaits.

Ni como usuario ni como periodista; no quiero morder ni hacer morder ciberanzuelos. El mar es muy grande, hay muchos peces que pueden verse atraídos, pero a mí dejadme en paz, devolvedme la pirámide invertida, las respuestas claras y concisas al qué, quién, cuándo, cómo, por qué. Dadme información honesta y respetadme en mi digestión, para extraer las conclusiones como me dé la gana.

Artículo publicacado en ExtraDigital.