Cuando hablamos sobre la comunicación empresarial o institucional, tendemos a pensar únicamente en consumidores y públicos externos, lo cual es un grave error. Si bien es cierto que las campañas publicitarias suelen ir dirigidas a este tipo de públicos, las acciones del día a día deben incluir al principal activo de toda organización: sus empleados.
Dentro del capital intelectual de las organizaciones, el capital humano de los empleados es el que permite que el trabajo salga adelante, seguir generando productos y servicios que satisfagan las necesidades de nuestros clientes. Sin embargo, suelen ser el público olvidado.
Los propios empleados son uno de los canales publicitarios más influyentes a la hora de generar opinión pública. Si están descontentos con la empresa o institución en la que trabajan, lo harán saber a su entorno, generando una percepción negativa de nuestra organización. Lo mismo pasará al revés, por lo que debemos trabajar por una comunicación interna favorable, en la que los trabajadores sean y se sientan valorados como merecen, en la que la comunicación sea fluida y se eviten rumores que puedan generar desconcierto en nuestro principal activo.
En el mundo precovid, tomar un café después del trabajo, realizar actividades fuera de la oficina, u organizar cenas más allá de la típica en Navidad eran las opciones más tenidas en cuenta a la hora de fomentar relaciones personales con quienes compartíamos espacio y tiempo durante la jornada. En cambio, desde hace más de un año esto se ha convertido, prácticamente, en inviable. Pero la comunicación interna no es menos importante de lo que lo era anteriormente; al contrario, las personas que se encuentran realizando teletrabajo tienen la misma necesidad, si no más, de estar en contacto con sus compañeros, de sentir que son tenidos en cuenta y que la organización se preocupa y facilita su situación personal.
Proponemos tres opciones para fomentar la comunicación interna:
- Redes sociales empresariales, como, por ejemplo, Yammer. En Yammer podremos compartir tanto contenidos de la organización como explicar qué hacemos en el día a día. Esta red social nos permitirá estar en contacto con compañeros en un ambiente más distendido, huyendo del formal correo electrónico, pero sin entrar en el terreno más personal (como puede ocurrir con redes sociales como WhatsApp o Facebook). A través de estas redes sociales empresariales, deberemos transmitir información constante y veraz sobre lo que ocurre en nuestra empresa para conseguir erradicar los rumores propios en situaciones de incertidumbre.
- Videoconferencias sociales, es decir, no solo reuniones online para hablar exclusivamente del trabajo, sino también aprovechar esos momentos para interactuar más personalmente, invitar a la participación de los asistentes, conocer cómo afronta cada uno de nuestros empleados esta situación. Es innegable que la incertidumbre del momento que atravesamos puede alterar el nivel de estrés con facilidad, por lo que es importante que los trabajadores sepan que estamos con ellos y que nos preocupamos por su bienestar.
- Cuando la situación lo permita, volver a la oficina. Incluso en las empresas que no la tengan, es importante encontrar un punto de reunión en el que, siempre y cuando la situación lo permita y con todas las medidas de precaución, poder generar una comunicación cara a cara. Esto es importante, sobre todo, si tenemos nuevas incorporaciones. Debemos propiciar un encuentro para que se conozcan más allá de las pantallas y facilitar la relación más personal que se daría de forma natural si se trabajase en el mismo espacio. No debemos olvidar que los empleados no son robots, sino personas con sus circunstancias concretas, y tenemos que hacerles saber que nos preocupan, que son el principal activo de la organización y que valoramos las horas y el esfuerzo que dedican para conseguir que el trabajo salga adelante.