Si algo nos dejó claro el 2020 fue que el modo de hacer las cosas había cambiado. En todos los ámbitos y aspectos. Por supuesto, también en la comunicación. Lo que antes eran reuniones, eventos y contactos ahora son pantallas, mascarillas y distancia. 2020 hizo más que evidente el renovarse o morir. Por eso hoy queremos explicarte cuáles son las tendencias en comunicación que nos han acompañado y que nos van a seguir acompañando este 2021, así como el modo de empezar a aplicarlas ya. Las dividiremos en dos bloques: estrategias implementadas en el mundo digital y pura comunicación.
En primer lugar, la más que evidente: formato híbrido entre lo presencial y lo online. Con esta situación hay actos que son imposibles de realizar del todo presencial, así como tampoco pueden ser del todo online, por lo que lo más inteligente es, como se está demostrando, recurrir a una estrategia híbrida. Y ya no solo por la pandemia, sino que gracias a este formato híbrido podremos llegar a mucha más gente que se encuentre lejos del lugar donde se va a realizar el acto. Dentro de las estrategias digitales que se continúan incrementando este año, podemos ver la dinámica entre el vídeo y el directo. Preparar contenidos con más dedicación y aprovecharlos para despertar emociones en nuestra audiencia, porque hay que recordar que lo que esta no va a olvidar nunca es cómo la hacemos sentir. Por otro lado, así como alternamos contenido directo con contenido preparado previamente, debemos saber conjugar la variedad de canales perfecta para llegar a nuestra audiencia. Debemos conocer dónde y cómo se mueve nuestro público objetivo para saber dónde y cómo llegar hasta él.
En segundo lugar, entre las principales tendencias en comunicación se encuentra el auge de la comunicación personalizada, la comunicación centrada en el usuario. Es decir, no hay que dejar de lado la comunicación de marca pero sí hay que prestar atención a lo que la audiencia quiere, a cómo podemos mejorar o transformar su día a día. Tenemos que hacerles ver que nos preocupan y hacerles sentir importantes, el centro de nuestra actividad, hacerles sentir y compartir los valores que tenemos como marca. Por muy buena marca que tengamos, sin clientes no hay negocio que funcione.
Para conseguir que se sientan dentro de la marca y que entiendan y compartan sus valores debemos hacerles llegar estos. ¿Cómo? Contando nuestra historia y haciendo que nuestra audiencia pueda vivirla. Pero para eso hay que tener muy, muy, muy clara nuestra historia, qué queremos contar. No podemos caer en incongruencias porque, al igual que en las relaciones personales, una mentira puede arruinar por completo la relación marca-cliente. Por el contrario, un camino de verdad y coherencia hará que ganemos clientes mucho más fieles, porque ya no solo nos siguen por nuestro producto o servicio, sino que siguen a la marca por ser quién es. Así pues, construir una personalidad de marca fuerte es fundamental pero, sobre todo, lo es que la audiencia pueda ser partícipe y que sienta en su propia piel nuestra historia.