Selección y construcción del liderazgo

En tiempos de incertidumbre se necesitan voces influyentes y personas que nos den la calma y confianza que necesitamos. Cuando ese momento de incertidumbre se da en una organización lo habitual es que la voz influyente sea la del líder, por lo que debemos realizar una correcta selección y construcción del liderazgo.

No podemos pasar por alto que existen dos tipos de liderazgos en este ámbito: el liderazgo formal y el informal. El primero hace referencia a la persona que la organización ha seleccionado como su líder, y que suele corresponder con un alto cargo de esta. En cambio, el segundo es ostentado por algún cargo más cercano a los empleados, como puede ser un compañero al que estos otorgan credibilidad y confianza.

Lo ideal sería que ambos liderazgos estuvieran concentrados en la misma persona. En cambio, por errores comunes a la hora de erigir a un alto cargo como líder, esto se hace muy complicado. Por eso hoy queremos aportar unas directrices para la adecuada selección y construcción del liderazgo; para construir líderes firmes en las organizaciones, líderes que encaminen la opinión y los actos de los empleados hacia la consecución de objetivos comunes, que cuenten con la credibilidad  y el respeto suficiente como para poder tomar decisiones importantes sin que esto afecte a su imagen. 

En primer lugar, y entendiendo al líder como la persona que encabeza y dirige un grupo o movimiento social, político, religioso…, debemos elegir a una persona capacitada para que haga escuchar su voz por encima de la del resto. Esto es, un líder no debe imponer su punto de vista o manera de hacer las cosas de forma que alguien pueda sentir rechazo, sino que debe tener la habilidad de persuadir y convencer de que esa manera es la mejor para conseguir los objetivos comunes de la organización. Para ello, habrá que trabajar las habilidades comunicativas de la persona que se desee erigir como líder, así como su autoconfianza y autoestima, pues una persona que denota inseguridad a la hora de hablar jamás podrá transmitir esa confianza deseada en momentos de incertidumbre.

Ligado a esto, se encuentra la capacidad de tomar decisiones complejas en situaciones difíciles. La persona que lidere una organización ha de trabajar su agudeza mental, ha de ser proactiva y tener reflejos para tomar las decisiones oportunas sin mostrarse dubitativa al hacerlo. Para eso, también hace falta tener una mirada crítica

Pero no solo tendremos un buen líder si nos basamos en estas capacidades. Es decir, estas no pueden faltar pero, lo más importante, es que debe ganarse el respeto y confianza de los que le rodean. De este modo, necesitará de la empatía. Los empleados buscan una persona que no les trate como a simples números, sino alguien en quien poder encontrar un aliado en el momento que lo necesiten. No puede ser que un empleado tenga un problema y sienta pavor de contárselo al líder de la organización. Esto tiene relación con que los trabajadores buscan un modelo al que aspirar, necesitan sentir que pueden llegar a ser ese líder, por lo que esa persona deberá ser lo suficientemente cercana como para que esta aspiración sea posible. Eso sí, sin dejar de lado la autoridad que le caracteriza. La clave está en encontrar el equilibrio.  

En ese equilibrio se deberá trabajar la capacidad de escucha y de justicia. Es necesario saber qué piensan los trabajadores en todo momento. Saber qué miedos e inseguridades tienen con respecto a la organización es vital para evitar rumores que puedan provocar situaciones conflictivas. Además, se necesita escuchar las ideas y sugerencias de los empleados para emprender aquellas que sean buenas y hacer que estos se sientan más reconocidos dentro de la organización.

Es importante, también, que el líder sepa motivar a los empleados. Debe encontrar la manera de motivar e inspirar a su equipo para que den lo mejor de sí en el trabajo; así como debe reconocer sus méritos para que se sientan valorados. Ese reconocimiento de méritos debe ir acompañado de una delegación de tareas. El líder no tiene que ser perfecto en todo, no es necesario, solo necesita saber quién es bueno para cada puesto y dar a cada uno de ellos la tarea que mejor vaya a realizar. 

Finalmente, para desarrollar las habilidades de liderazgo se debe poner en práctica la disciplina y se deben emprender proyectos para los que será necesario estar en un aprendizaje continuo.

Una vez adquiridas y reconocidas estas capacidades, llega la hora de entender que existen tantos tipos de liderazgos como personas hay en el mundo. Debes descubrir el tuyo personal y ponerlo en práctica, pues un estilo de liderazgo que se note impostado restará toda la credibilidad que es necesaria para contar con el favor de tu equipo. Una correcta selección y construcción del liderazgo siempre pasará por ser uno mismo.