La dependencia digital

Decir que en nuestra sociedad la comunicación es fundamental es asumir algo evidente. Ahora bien, estos días se ha vuelto a demostrar, una vez más, que esa comunicación ha pasado a ser una necesidad ya no solo cara a cara, sino también en nuevas formas, llegando a darse una dependencia digital

La caída a nivel global de Facebook, Instagram y Whatsapp, tres de las redes sociales más utilizadas en nuestro día a día, dejó a millones de usuarios sin poder interactuar entre sí durante seis horas. Tanto fue así, que 70 millones de nuevos usuarios decidieron unirse a Telegram tras la caída de WhatsApp. No olvidemos que, lo que para una empresa es una crisis, es una oportunidad para su competidora. Otra red que obtuvo grandes beneficios de esta caída fue Twitter, principal competidora de Facebook, que vio aumentar exponencialmente su tráfico. 

El hecho de que, con tan solo seis horas de caída de tres redes sociales, 70 millones de usuarios decidieran optar por otra plataforma nos indica que la dependencia digital es cada vez mayor. Necesitamos estar conectados a otras personas continuamente. Esto nos debería hacer reflexionar, pues no hace tantos años que no existían las redes sociales y ahora nos cuesta pasar seis horas sin ellas. 

Las redes sociales han cambiado la manera de relacionarnos, de compartir y, sobre todo, han cambiado la forma en la que pasamos nuestro tiempo a solas. Tendemos a pensar que gracias a ellas nadie está realmente solo: estamos a tan solo un click de conectar con cualquier persona donde quiera que esta se encuentre. Sin embargo, la caída digital nos recordó que la vida continua fuera de las pantallas y que quizás hace demasiado tiempo que no salimos a disfrutarla lejos de nuestro teléfono.

Una crisis con gran repercusión económica

Pero más allá de los dilemas de dependencia digital que esta caída pueda generar, lo que se ha constatado es que cualquier empresa puede sufrir una crisis en cualquier momento, que debe estar preparada para ella y, sobre todo, para asumir sus pérdidas. 

A nivel comunicativo, Andy Stone, responsable de la comunicación oficial de la empresa, fue el encargado de comunicar a través de Twitter que los servicios y aplicaciones de la compañía estaban volviendo a ser accesibles, así como de pedir disculpas por lo sucedido. Contar con una persona de la organización que provea a nuestro púbico de información veraz y constante durante una crisis es necesario para evitar especulaciones y mayores decepciones. Esto es algo que la compañía de Zuckerberg supo hacer con acierto.

Sin embargo, la pérdida económica ha sido inevitable. Tras el mayor parón de la historia de la compañía, las acciones de Facebook han registrado una caída del 4,89% en bolsa. Por su parte, su fundador ha quedado relegado al sexto puesto en la lista de las personas más ricas del mundo tras haber perdido aproximadamente 6.000 millones de euros. 

Si atendemos al coste que ha tenido esta caída para la economía global, la inactividad de WhatsApp, Instagram y Facebook ha costado 140 millones de euros. Podría asombrarnos que algo tan intangible como las redes sociales tenga tanto impacto en nuestra economía, pero si lo reducimos y observamos las estrategias de comunicación actuales de las empresas o el trabajo de los ‘Influencers’, podemos entenderlo mejor. 

Nuevas formas de comunicación gracias a las redes sociales

La forma de comunicarnos ha cambiado totalmente desde la irrupción de Internet y las plataformas sociales. La manera en la que las empresas anuncian sus nuevos productos y servicios, también. Los trabajos que han surgido gracias a estas plataformas, tanto de manera externa como interna, no se podrían entender fuera del entorno digital. Poniendo un ejemplo práctico, es impensable para un artista no utilizar sus redes sociales para conectar con su audiencia de manera directa y anunciar el lanzamiento de su próximo álbum.

La comunicación digital se ha convertido en más que necesaria. Ahora bien, ¿es esto un problema? ¿Cómo se puede hacer un uso correcto de estas plataformas sin caer en la dependencia digital? ¿Qué pasaría si cayera la aplicación de nuestro banco? ¿Está la protección de nuestros datos en peligro? La tarde dio para formular muchas preguntas pero, sobre todo, para tener clara una certeza: la comunicación es imprescindible en cada aspecto de nuestra vida y, sobre todo, lo es para cada empresa. Si perdemos un canal con tanta audiencia como Instagram o Facebook, sentimos que estamos perdiendo una parte de nuestra vida. Porque ya forman parte de ella. Somos lo que comunicamos y no podemos demostrarlo sin un público que nos escuche.