Ser real es tendencia. Si hace unos años las marcas buscaban generar un ideal para sus seguidores, ahora buscan mostrar cercanía y verdad.
Sin lugar a dudas, la pandemia de la Covid-19 cambió nuestros hábitos y nos hizo más humanos. Este cambio se notó en todos los sectores, desde en la moda con el auge de un estilo más sport con prendas cómodas, hasta en las preferencias por algunos tipos de ocio antes que otros. Por supuesto, ese cambio hacia una mayor humanización también se ha dado en la relación consumidor-marca. Ahora lo que se lleva es la naturalidad, la cercanía. Una proximidad que nos facilitan, en gran medida, las redes sociales.
Cómo nos afectan los filtros de redes sociales
Para comprender esta tendencia de cercanía en el ámbito de las redes sociales, debemos reflexionar sobre el rumbo que han tomando en los últimos años. Desde que empezaran a usarse filtros en redes como Snapchat y, posteriormente, en Instagram, hemos conocido diversas noticias sobre cómo estaban afectando estos filtros a la salud mental de sus usuarios. La aspiración a un modelo de belleza que es ficticia ha ocasionado graves problemas para todos los grupos de edad, en especial los más jóvenes.
La marca de cuidado corporal Dove llevó a cabo un estudio en el que se concluyó que el 72% de las niñas de 13 años españolas ya habían descargado un filtro en Instagram o alguna aplicación de retoque. Esta cifra es algo preocupante si tenemos en cuenta que la adolescencia es una época de inseguridades, cambio y evolución a la que hay que prestar especial atención. Esas inseguridades se podrían ver agravadas por la necesidad de aspirar a un modelo de belleza que no existe más allá de Internet y que se alcanza a través de estos filtros. Esto se está evidenciando en el aumento del índice de trastorno dismórfico corporal, del que much@s adolescentes presentan síntomas. Tanto es así que algunas personas han recurrido a la cirugía estética para intentar parecerse más a sus fotos editadas.
Volviendo con el estudio de Dove, como recoge Reason Why, el 23% de las encuestadas “no se ven lo suficientemente bien”, si no editan sus fotografías y el 20% se decepcionan al comprobar que en la vida real no tienen el aspecto que tienen en sus fotos de Internet. De hecho, el 69% de las niñas aseguran que intentan cambiar u ocultar al menos una parte de su cuerpo cuando se van a hacer una foto para sus redes sociales. Las partes del cuerpo que más editan las jóvenes son, siguiendo este orden, la cara, el cabello, la piel, los labios y la tripa.
Necesidad de un cambio: ser real como tendencia
Con estos datos, muchas marcas y perfiles influyentes en áreas como lifestyle, recientemente han dejado de utilizar filtros (en especial aquellos que cambiaban sus facciones). En el caso de Reino Unido, han ido más allá. La Advertising Standarts Authoriy (ASA) decidió a principios de 2021 limitar el uso de este tipo de filtros entre los perfiles de influencers que publicitan marcas con un beneficio económico. Además, también indicó que, aunque se haga referencia a los filtros utilizados, los anuncios deberían retirarse si el resultado es exagerado.
Ya sea por requerimientos, por proteger la salud mental de los usuarios o por subirse a esta nueva ola, ahora ser real es tendencia en redes sociales. De hecho, esta tendencia está llegando tan alto que se están creando plataformas basadas en ella.
Hablamos de Be.Real., una aplicación para compartir contenido con amigos, como el resto de redes, pero con una diferencia: tiene unas normas estrictas. La aplicación decide cuándo puedes compartir ese contenido enviando una notificación al usuario, que solo dispondrá de dos minutos para realizar una fotografía que empleará a la vez la cámara frontal y trasera de su teléfono. Además, esa fotografía puede ser pública o privada y, en ambos casos, desaparecerá pasadas 24 horas, cuando el usuario reciba la siguiente notificación para realizar una nueva foto. Así, esta red apuesta por la improvisación e intenta alejarse del postureo que ha invadido redes como Instagram o TikTok.
Be.Real. en datos
En los últimos meses Be.Real. ha crecido más de un 300%. Entre los rostros conocidos que se han abierto una cuenta se encuentra la cantante Rosalía. Pero no solo perfiles individuales, sino que también las marcas han decidido sumarse ya a esta red.
Como recoge Glossy, marcas de belleza propiedad de L’Oréal Group y Procter & Gamble, así como Rare Beauty de Selena Gomez, están abriéndose paso en esta plataforma. En sus perfiles, es mucho más probable encontrar una foto de las pantallas de los ordenadores de sus empleados que una campaña publicitaria profesional.
Ashley Murphy, directora sénior de marketing de consumo de Rare Beauty, lo tiene claro. «Publicar contenido entretenido y atractivo es clave para nosotros». A su vez, la marca también tiene una «conversación bidireccional» con su comunidad en la aplicación. Según publicaba recientemente Be.Real., esta red cuenta con 10 millones de usuarios activos diarios desde agosto. De hecho, esta compañía se valora ya en 600 millones de dólares.
Al igual que en el resto de redes, las marcas necesitan generar cada vez conexiones más personales con sus usuarios. Da igual el sector al que se dediquen, todas las organizaciones buscan lo mismo: fidelizar a sus consumidores. Ahora, para conseguirlo, lejos de crear un ideal inalcanzable, deben inspirar a sus seguidores mostrando su faceta más real.
Ser real es tendencia. Cada organización deberá buscar la manera de resaltar su parte más natural para generar cercanía y confianza en sus seguidores ya que, como se está demostrando, la humanización de las marcas ha llegado para quedarse.